Visita del Papa a España

El pasado 6 y 7 de noviembre, S.S. Benedicto XVI visitó España por segunda vez, después de que, hace ya dos años, el 8 de julio de 2006, estuviera en Valencia para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias.

Esta visita, a la que algunos sectores quisieron envolver en la polémica, fue, antes que nada, una visita pastoral, movida por el deseo de animar y fortalecer la fe de los católicos y, a su vez, dirigir un mensaje lleno de humanidad a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

A lo largo de todo el viaje, el Papa Benedicto fue recibido por multitudes que expresaban de este modo su agradecimiento y acogida al Pastor que nos visita. Y quienes no tuvimos la oportunidad de verlo personalmente, lo acompañamos a través de los diversos medios de comunicación social: radio, televisión, Internet…

El Santo Padre llegó a Santiago de Compostela el sábado 6 a las 11.30 de la mañana. Esta visita estaba cargada de sentido puesto que este año 2010 era Año Santo. Al llegar dijo “vengo como peregrino, al igual que tantos otros que cada año hacen el camino hasta Santiago para rendirle homenaje al apóstol”. Como gesto, recorrió los cien últimos metros del camino hasta la Catedral, ataviado con la esclavina y el bordón de roble Fue significativo el hecho de que las mangas de su capa papal mostraran una concha festoneada, símbolo del Camino, de peregrinación, de Santiago. Así mismo, participó en algunos tradicionales rituales peregrinos como hincarse para orar en la pequeña cripta que acoge la tumba del apóstol, atravesar la Puerta Santa y admirar la inmensa piedra y la estatua plateada de Santiago que muchos peregrinos abrazan. Además, encendió un gran quemador de incienso, llamado “botafumeiro”, que recorrió las naves del crucero, mientras los fieles cantaban el Himno al Apóstol Santiago.

Por la tarde, presidió una Eucaristía en la Plaza del Obradoiro con ocasión del Año Jubilar Compostelano. En sus intervenciones insistió, como en muchas otras ocasiones, en la importancia de preservar el carácter cristiano de Europa, no como icono cultural, sino como la fuente de valores esenciales para una vida digna y una coexistencia pacífica. Dijo que amando y sirviendo a otros, como hizo Jesús, la humanidad recuperará un sentido de felicidad y esperanza.

Ese mismo día durmió ya en Barcelona y, al día siguiente, el domingo 7, presidió la dedicación a Dios del templo de la Sagrada Familia, un gran monumento a la fe cristiana y un milagro de la fe, que el Papa declaró Basílica. Esta iglesia, aún inacabada, comenzó su construcción en 1882 y se espera terminar en 2026. Su arquitecto principal fue Antoni Gaudí, un católico catalán cuya beatificación está en camino. Al terminar a Eucaristía, rezó el Ángelus ante la fachada de la Natividad. El Papa alabó el progreso técnico, social y cultural desplegado en España si bien añadió que un país debe avanzar no sólo en dichos ámbitos, sino moral y éticamente.

Por la tarde, visitó la Obra Benéfico Social Niño Dios, dedicada a la atención de discapacitados, en especial personas con síndrome de Down. Y, al final de la jornada, regresó a Roma.

Que esta Visita de Benedicto XVI nos anime a vivir como peregrinos, es decir, a salir de nosotros mismos para salir al encuentro de Dios y de los demás, y a comprometernos aún más en la construcción de un mundo según el corazón de Dios, trabajando a favor de los más débiles y necesitados, y promoviendo los valores humanos y espirituales que emanan del Evangelio

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