Una espiritualidad Ignaciana

El contacto con la espiritualidad ignaciana desde muy joven, sea a través de sus di-rectores espirituales (PP. Goicoechea, en Pto. Rico y Cuba; López Soldado y Tarín al volver a España) como por medio de la práctica anual de los Ejercicios Espirituales, dan a toda su espiritualidad una impronta claramente ignaciana. Ella misma considera al Instituto como un fruto de los Ejercicios: "Yo no he estudiado ni aprendido en ningún libro para fundar; pero, en cambio, he hecho siempre los Ejercicios" . Y al hablar de las Constituciones dice: "Mi ilusión era hacer un injerto del espíritu que Dios había puesto en mi alma con las Reglas de san Ignacio".

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