Ángel Caminante (mayo 2007)

Este es el título que el famoso escultor, Don Juan de Ávalos, recientemente fallecido, ha dado a una de sus obras: una estatua en bronce de Dolores Sopeña, cuya fotografía ilustra la portada de este boletín.

Una vez más comprobamos que los artistas captan lo esencial y logran hacerlo visible a nuestros ojos. Y así vemos a Dolores, en esa actitud tan suya de avanzar. Sobre sus hombros un  airoso chal, que se va hacia atrás como llevado por el viento. En este detalle, el artista ha pretendido sugerir la idea de “ala”. El ala de un ¡“Ángel Caminante”! No se puede definir a Dolores tan exactamente y en menos palabras.

El tema de los ángeles es de actualidad, se habla mucho de ellos. Quizá refleja la necesidad de espiritualidad en un ambiente tan materialista como el que vivimos.

Es muy interesante comentar para los miles de personas que leen esta Hoja de Favores y, por tanto, conocen e invocan a Dolores, en qué sentido Ella fue − y sigue siendo − verdaderamente un Ángel.

Tenemos que aclarar que no nos referimos a una idea de “Ángel” un tanto espiritualista, ingenua y desgastada, como si ser ángel supusiera estar “en las nubes”, al margen de la realidad. Nos vamos a ceñir, más bien, al concepto bíblico de ángel y veremos cómo se aplica a Dolores Sopeña y también a cada uno de nosotros.

Los ángeles son seres que contemplan continuamente el rostro de Dios, que están en su presencia. Al mismo tiempo son mensajeros enviados a ayudar a los hombres. Adoran sin interrupción a Dios… y recorren la tierra sirviendo a sus hijos… Son una presencia bienhechora que nos remite a la esfera divina, a un ambiente de fe.

Dolores vivió así: consagrada totalmente a Dios, en continua comunicación y diálogo con Él, en una actitud contemplativa que la permitía descubrirlo presente en todas las cosas. Y, al mismo tiempo, se sentía enviada por este Dios a los demás; se dedicaba totalmente a ellos, ayudando, sirviendo, y amando con obras a las personas que la necesitaban e invitando a otras a hacer lo mismo. No es exageración ninguna llamarla un ángel.

En los tres grandes arcángeles que conocemos − Miguel, Gabriel y Rafael – encontramos las presencias y acciones más típicas de los ángeles en relación a nosotros. Vamos a hacer un sencillo paralelo con la vida de Dolores.

Miguel es el que afirma y defiende la primacía absoluta de Dios. Su grito es: ¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!

Pero nuestro Dios no es una deidad abstracta y lejana, que vive en su Olimpo desentendido de la tierra. Es un enamorado de sus hijos, los hombres y mujeres que la pueblan y ha querido reflejar su propio rostro en cada uno de ellos, especialmente en los más pobres y humildes. Jesús se ha identificado, en cierto modo, con cada hombre. La defensa de la primacía absoluta de Dios nos lleva a reconocer y defender también la dignidad humana, especialmente allí donde está menos preciada o avasallada.

¡Cuántas veces Dolores ha sido como Miguel! ¡Cuántas veces ha reconocido la primacía absoluta de Dios, defendiendo la dignidad de muchas personas!

Gabriel es el enviado por Dios para a anunciar grandes noticias. Él anunció a María la Encarnación del Hijo de Dios en su seno. ¡La Noticia por excelencia!

Dolores fue en busca de las personas que no conocían a Dios y vivió para darlo a conocer. Anunció su amor de Padre bueno. Un Dios de quien no procede el mal, sino que quiere lo mejor para sus hijos. Un Dios Padre de todos, que nos invita a vivir como hermanos, que sueña un mundo justo y feliz desde ahora y que nos prepara otro mejor. ¡Qué gran noticia! Para muchos casi increíble. ¿Cómo podrían ni siquiera imaginarla si alguien no se lo anunciaba? Dolores lo hizo, sobre todo con el testimonio de su vida, con sus obras y con sus palabras.

Rafael el compañero de camino que cura enfermedades, defiende contra el mal, ayuda en los peligros, interviene para crear futuro; así hizo Rafael con Tobías. Así Dolores supo acompañar, caminar junto a personas en dificultad; promover culturalmente para crear un futuro mejor. Compartir zozobras, poner sus pies en la misma senda. Ángel Caminante que no sobrevuela las dificultades, sino que las conoce, las comparte, se implica, trabaja por solucionarlas. ¡Cuántos hombres y mujeres experimentaron esta compañía, este consuelo, esta presencia bienhechora!

Hoy, las personas que seguimos los pasos de Dolores, bien como personas consagradas, bien como laicos, queremos hacer lo mismo…

Afirmar la absoluta primacía de Dios y la defensa y reconocimiento de la dignidad humana. Ese Dios del que muchos “pasan”, pero que a nosotros nos llena el corazón y nos da vida y fuerza para amar y servir a muchos.  

Anunciar a Dios como Padre, como fuente de amor y hacer presente su ternura, compasión y misericordia ilimitada.

Acompañar en el camino a muchos hermanos nuestros que sufren por distintas causas, aunque sólo sea experimentando la misma impotencia y dolor frente a situaciones y sufrimientos que nos sobrepasan a todos; pero ofreciendo fe, manteniendo la esperanza y promoviendo la solidaridad y el amor.

¡Los ángeles también cantan! Cantaron en Belén, hablamos de “coros de ángeles” en el cielo y en la tierra. ¿Qué sería para Dolores y para nosotros cantar? Mantener la utopía. Cuando todo está oscuro y difícil, cuando los hombres y mujeres que nos rodean parecen desfallecer… cuando la situación se nos hace insoportable, todavía podemos encontrar en Dios la fuerza para cantar, para seguir diciendo que todo es posible porque existe su proyecto de amor, más fuerte y más cierto que todos los males.

  • Mantener la utopía y trabajar por hacerla posible, es cantar…
  • Anunciar y vivir la fraternidad y la paz, es cantar…
  • Servir y luchar por los demás, es cantar…
  • Consolar y enjugar lágrimas es cantar…

Todo esto es posible desde la fe, desde la experiencia continua de Dios en una relación viva con Él.

Y estas actitudes podemos vivirlas todos. Ni Dolores ni nadie, tiene la exclusiva de ser ángel… Cada uno desde su vida, desde su profesión, familia, grupos de amistad, puede ser un ángel para los demás. Para ello cultivemos nuestra propia fe y la relación sencilla con Dios, en una oración que va más allá de las palabras y las fórmulas.

Ángeles… presencia humana traspasada de Dios mismo, luminosa y humilde

Servidora sin cansancio, con los pies en la tierra, pero con alas…

Para no dar jamás un paso atrás, sino hacia el futuro

Un futuro mejor para todos!

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