La Virgen María y Dolores Sopeña (mayo 2004)

El mes de mayo es un mes especial para todos los cristianos, pues es el mes dedicado a María, Madre de Dios y Madre nuestra. Por este motivo, queremos compartir con vosotros esa devoción tan especial que tenía la Beata Dolores Sopeña a la Virgen.
Dolores Sopeña nació y creció en una familia cristiana que vivía una profunda devoción a María y que inculcó a todos sus hijos. De hecho, los dos primeros nombres de la Beata son María Dolores, en honor a la Virgen de los Dolores, a quien su madre tenía especial devoción, particularmente a la imagen que se venera en la Iglesia de los Serbitas en Madrid.
En su juventud –relata en su Autobiografía– el padre le regaló una Virgen de los Dolores. Esta Virgen la acompañaba siempre en sus desplazamientos y la conservó hasta el día de su muerte; actualmente se conserva en Santiago de Chile. A esta Virgen la llama “compañera inseparable”. Más adelante, se refiere a María como “confidente de mi vida”. Estas expresiones reflejan una honda experiencia personal: María es aquella con quien camina a lo largo de todo su itinerario personal y espiritual, aquella por quien se siente acompañada. Con María trata todos los asuntos más importantes, le cuenta sus problemas, sus preocupaciones, le comparte sus búsquedas, sus dudas, sus alegrías y esperanzas. María es para Dolores su modelo en la búsqueda de la voluntad de Dios con su “Fiat”, hágase en mí tu voluntad.
Esta misma compañía maternal la experimenta tanto en su vida personal como apostólica. La institución que hoy mantiene vivo su espíritu nació el 24 de septiembre de 1901, el día de la Virgen de la Mercedes; y fue aprobada por S.S. Pío X 21 de noviembre de 1907, Fiesta de la Presentación de María en el Templo.
En sus escritos es frecuente leer expresiones espontáneas dirigidas a María a modo de petición, alabanza, admiración y con ellas bien podría hacerse una Letanía: “Madre de mi alma”, “Tú que hablas sin sonido de palabras”, “La más preciosa sonrisa de Dios”, “Primera Catequista del mundo”, “Madre y Maestra”, “Madre nuestra llena de Sabiduría.”
En su crecimiento y maduración espiritual, la devoción filial a la Virgen va asociándose a la contemplación de los misterios de Cristo. Ve a María como “Corredentora”, unida a la misión salvadora de Jesús. En este sentido es significativa su expresión: “Ella, que fue la primera Catequista del mundo, nombrada al pie de la cruz para conducir al género humano a la Jerusalén Celestial, sea nuestro modelo para catequizar al mundo entero ofreciendo nuestras vidas en alas del sacrificio para conseguirlo.” María, es modelo de la evangelización; modelo de seguimiento; modelo en la entrega de la propia vida; modelo de madre que acompaña a sus hijos sufrientes a lo largo de la historia.

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