Memoria Litúrgica de la Beata Dolores Sopeña (enero 2004)

Queridos amigos:

            El 10 de enero de 2004 celebramos por primera vez la Memoria de la Beata Dolores Sopeña. En todos aquellos lugares donde está presente la Familia Sopeña, se tendrán a lo largo de este mes eucaristías y actos en memoria de nuestra querida Dolores.

            El 10 de enero fue el elegido por S.S. Juan Pablo II como el día de la Memoria pues fue un 10 de enero de 1918 el día en que Dolores se fue al cielo sonriendo con la promesa de que “desde allí nos ayudará siempre y nos bendecirá más.”

            Celebrar su Memoria es recordar, una vez más, su figura como un modelo de seguimiento a Jesús y es una llamada a cada uno de nosotros a seguir sus huellas.

Dolores Sopeña, ya en el Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes, es llamada “pionera y precursora no común, en la evangelización de los obreros”.

Este trabajo incansable a favor de la promoción y evangelización de la familia trabajadora, es fruto de una profunda experiencia espiritual. En ella se da una perfecta integración entre espiritualidad y apostolado, acción y contemplación.

El trabajo por la promoción humana del mundo obrero, a través de servicios de asistencia y actividades educativas y culturales, que hallan una forma concreta de expresión en sus “Centros Obreros de Instrucción” (hoy Centros OSCUS), no es fruto solamente de su gran sensibilidad social, sino que brota de la experiencia de contemplar en el rostro de cada ser humano, especialmente los más necesitados, el rostro de Cristo, antes contemplado en Getsemaní. Por este motivo, para ella, el compromiso social es, al mismo tiempo, un momento de encuentro con Dios, un camino de santificación, el modo concreto de expresar su amor a Dios con obras.

Su concepción integral de la persona, la hace comprender que la promoción humana es ya una forma de evangelización, y que el conocimiento de Jesucristo lleva a la persona a alcanzar la plenitud humana, a desarrollarse a imagen de Cristo, el hombre perfecto.

Este empeño por “Dignificar más y más al trabajador” y por “dar a conocer a Dios”, especialmente entre los alejados de Dios y de la Iglesia, lo realiza con un grupo de laicos, a quienes despierta su conciencia social cristina y con quienes forma una Asociación Apostólica que permanece hasta nuestros días.

Dolores Sopeña vive con gran fuerza lo nuclear del mensaje cristiano: la fraternidad. “Hacer de todos una sola familia en Cristo” resume la finalidad última y el motor de su acción. Para alcanzar este ideal, se siente llamada a ser puente que acerque a quienes se encuentran distanciados por motivos sociales, culturales o religiosos. Acercar por medio del amor fraterno, de la cercanía, de acciones encaminadas a crear un mundo más justo y más humano. Y este modo de proceder, hace creíble el mensaje cristiano en un mundo donde Dios es negado o ignorado.

Que este día de fiesta nos estimule a cada uno de nosotros a ser una eficaz presencia cristiana en el mundo del trabajo, y a ser agentes y constructores de fraternidad en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestro puesto de trabajo, en todos los ambientes y circunstancias en los que nos toca vivir.

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