Una búsqueda continua de la voluntad de Dios
Toda la vida de Dolores Sopeña está jalonada por la búsqueda constante de la voluntad de Dios. Ella está firmemente convencida de que esa voluntad se puede conocer, pues "Dios está comunicándose al alma constantemente" , y no sólo en los momentos formales de oración, sino siempre y en todo lugar, "en plazas, en calles, en visitas, en convites" . Por ello, su petición constante era que le diese a conocer su voluntad. Y, una vez que la conocía, tenía un gran tesón, voluntad y capacidad de entrega y sacrificio para cumplirla, costase lo que costase. Al final de su vida, llega afirmar que, entre ella y Dios, se llegó a una auténtica unión de voluntades: "El cumplimiento de la divina Voluntad, la unión de vuestra voluntad con la del Corazón Divino, esas sean todas vuestras aspiraciones; que sean lo mismo que dos gotas de cera de dos cabos distintos, que al unirse llega a no saber cuál es de uno y cuál de otro (..), se establece una lucha entre Dios y el alma, y hay entre los dos una contienda porque el alma quiere hacer la voluntad de Dios y Dios la del alma".
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