Al final del día, Señor, déjame descansar en el regazo de tu amor y así tomar fuerzas para la lucha de la vida. Déjame descansar en Ti, como mi único descanso, pues me hiciste para Ti. Dentro de tu corazón meto al mundo entero para que todos te conozcan y te amen.
Como el niño que duerme en brazos de su madre tranquilamente, así yo me arrojo en el regazo de tu amor sin temor de ninguna clase. Amén.
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